sábado, 21 de enero de 2012

¡DESPUES DE VEINTE AÑOS!


Salud, oh sombra de mi viejo amigo!
Tras largos días de lejana ausencia,
Vuelve a buscarte aquel tu pobre hijo
Que amaste tanto y que te amó de veras!
Sí; yo a buscarte vuelvo, padre mío!
A orar a Dios por ti sobre tu huesa,
Y a bendecirte porque me has cumplido
La postrera y mejor de tus promesas!
La noche tras la cual más no te he visto,
Tarde.. lloviendo.... la ciudad desierta.......
Ya a morir ibas...solo yo contigo,
De tu lecho lloraba a la testera;
Y meditaba entonces, aunque niño,
Que en dos iba a partirse mi existencia:
Atrae la luz, mi infancia y un amigo!
Delante, el mundo, solo y en tinieblas!
Y, vuelto a ti de espaldas, distraído,
Pronto olvidé que alguno allí me oyera,
Y ronco sollocé con grandes gritos,
Y a mi inmensa aflicción di larga suelta.
Súbito al lado escucho un leve ruido,
A verte voy con una horrible idea:
Ya! Mas sentado y fúlgido te miro,
Con los ojos en mí, cual si me vieras;
Y dulce, y triste, y serio a un tiempo mismo:
José no llores más. Aunque yo muera,
Morir no es perecer. Tu padre he sido;
imposible que SIEMPRE no lo sea!
Y vi tus brazos hacia mí tendidos..
Y al punto obedecí la muda seña;
Y desahogué mi seno comprimido,
En tu seno escondida mi cabeza.
Ay! largo espacio así permanecimos:
Tus brazos me estrechaban ya sin fuerza...
¡Y me encontré con tu cadáver tibio,
Que al otro día me ocultó la tierra!

II.

De entonces acá, veinte años se han corrido:
Nadie en el mundo ya de ti se acuerda....
Uno no mas, presente siempre y vivo
En su memoria y corazón te lleva!
Y empero ¡ en cuánto aturdidor bullicio
Mi vida ha estado desde entonces envuelta!
Fusil al hombro, y sable y daga al cinto,
De mi infancia he dejado las riberas:
Y negros bosques, y anchurosos ríos,
Y verdes campos y azuladas sierras,
He visto, y luego el mar inmenso he visto,
Y vi su soledad y su grandeza:
Y en lid campal, entre humo, y polvo, y ruido,
Y entre hombres, y caballos, y banderas,
Los valientes caer, de muerte heridos,
He visto a mi derecha y a mi izquierda:
Y luego a pueblos fui grandes y ricos,
Y vi sus monumentos y sus fiestas,
Bailé sus danzas y bebí sus vinos,
Y en el seno dormí de sus bellezas:
Y en calabozos fétidos y fríos
He dormido también entre cadenas;
Y desnudo, y hambriento, y fugitivo,
He vagado también de selva en selva:
¡Y en medio de placeres y peligros,
De fatigas, de glorias, de miserias,
Tu voz, tu imagen siempre fue conmigo
En íntima y tenaz reminiscencia!
Y un pensamiento extraño me ha venido,
Que ni sé si me aflige o me consuela:
Y es que vives aún, oh padre mío!
Y andas con otro nombre por la tierra;
Que estás resucitado y trasfundido;
Que en otro ser te mueves, hablas, piensas;
QUE ESE SOY YO! que somos uno mismo!
Que tu existencia ha entrado en mi existencial

JOSE EUSEBIO CARO

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