jueves, 16 de febrero de 2012

¡EN LA DIESTRA DE DIOS PADRE!



 Había una vez un hombre muy pobre llamado Peralta, él era demasiado generoso con todo el mundo. La hermana lo criticaba por estar dando todo lo que no tenia. Su casa estaba llena de enfermos e indigentes, que el ayudaba, les daba comida y posada. Un día llegaron dos forasteros, uno viejo y uno joven a la casa y le pidieron ayuda a Peralta,

 Peralta los dejó entrar y le pidió a su hermana que buscara en los cajones de la cocina a ver que había. Ella fue y busco de mala gana, pero encontró todo lleno de comida y de carne; La hermana pensó que era Dios y que estaba premiando a su hermano por sus buenas obras. A la mañana siguiente los Forasteros que habían pedido ayuda el día anterior habían abandonado la casa y Peralta encontró una mochila llena de onzas del rey.Peralta se fue corriendo   a buscar a los forasteros y cuando los alcanzó les devolvió la mochila con las onzas del rey. Los forasteros se mostraron como Jesús de Nazareno y Pedro el discípulo. Le dijeron a Peralta que lo estaban probando y que como había sido bueno y honesto tenia derecho a pedirles 5 deseos. Peralta pidió: Ganar el juego siempre que el quería. Que la muerte le llegue por delante y no a la traición. Detener al que quiera por el tiempo que él quiera. 

Achiquitarse hasta el tamaño de una hormiga. Y luego le pregunto a Jesús si el dueño de los condenados era él, el padre eterno o el patas. Jesús le respondió que el espíritu santo, Dios y él eran los dueños de todo pero que los condenados le pertenecían al diablo. Entonces Peralta pidió por ultimo deseo que el patas no le pudiera hacer trampa en el juego. Peralta ganó mucho dinero en los juegos que participó e hizo miles de obras de caridad, su hermana compró casas y empezó a comportarse como rica, sin embargo Peralta siguió vestido como un campesino, que no tenía plata. Un día llegó la muerte a la casa de Peralta, Un esqueleto con cabello largo y una herramienta filosa. Peralta vengo por ti, Le dijo; Peralta no se opuso, pero le pidió un tiempo...

TOMAS DE CARRASQUILLA

¡TRANSITO!




Se trata de Tránsito, una campesina "calentana" de gran belleza, nacida en el hato de paime, por los lados del Guamo. En la narración se la describe como "bastante limpia, ojos negros y vivarachos, andar desembarazado, como si toda fuese de goznes" (p.28)1 y más adelante se dice que es inteligente y tan segura de sí misma que lega a ser "imperante" (p.151). Poco después de la partida, bajo un sol ardiente del que difícilmente pueden protegerse los navegantes, Andrés escucha de boca de la joven la tragedia que ha vivido por culpa de las persecuciones de don Urbano, el propietario de las tierras donde ella habitaba: por negarse a sus propuestas, toda la familia es obligada a abandonar . . El padre, Fermín Atuesta, está en la cárcel; la madre, Ursula Perdomo, y las hermanas, Petrolina y Micalela, dispersas en varios buscan trabajo. Como a pesar de esto Urbano no desiste de sus propósito, Cirpiano Quimbayo y Juan Briñes, los bogas contratados por Andrés y familiares de Tránsito, le proponen llevarla hasta Girardot donde, según creen, estará segura. La narración acompaña el paso de las horas y el deslizarse de la balsa por el río. A veces callan y entonces admirran la belleza del paisaje; otras desvían la conversación y se refieren a las costumbres de los ribereños y a sus mitos: hablan, por ejemplo, del Mohan, descrito como "un indio cabezón, con las piernas cortas y con aletas de pez en las espaldas, muy moreno, con el pelo flechudo y caritriste" (p.58). Habita en los remansos y los bogas le temen. Hablan también del Pora, un indio brujo que vive en el cerro de Pacandé, quien habría enseñado a Bolívar la forma de sacar de la tierra a los chapetones (p.63). Andrés, para hacer gala de civilizado, se burla de tales creencias.
Pero admira la belleza de la joven. Su picardía, su carácter y presencia de ánimo lo van cautivando. En alguna pausa de la conversación intenta componer unos versos a sus «lindos pies» (p.50). Se da cuenta desde el primer momento, sin embargo, que entre él y ella no podrá existir ningún tipo de relación, pues pertenecen a castas diferentes. El tío le ha advertido sobre la necesidad de evitar esta clase de mujeres, por «peligrosas» (p.91). Comienzan los dilemas del joven: al contemplar a Tránsito, bella e inerme bajo el sol, siente crecer su deseo y se hace el propósito de ayudarla; pero al recordar las palabras del tío y la diferencia de castas que los separan, su buen propósito se desvanece. Le preocupa cada vez más que al llegar a Girardot le vean descender en compañía de la joven y decide entonces desembarcarla un poco antes de su destino, en el sitio de Peñalisa. Al final de la tarde, Tránsito observa cambios importantes en la corriente y le pide a Andrés que desembarque con ella antes de llegar a Girardot. Los afluentes que descienden de la cordillera vienen crecidos y la navegación pronto será peligrosa. Andrés piensa que se trata de una estratagema de la joven para seducirlo; la deja en la orilla y ordena continuar. Un turbión sorpresivo frente a Girardot les impide ganar el puerto. Briñes intenta amarrar la balsa a un árbol, la cuerda se rompe y la balsa continua con un solo boga. Cuando choca contra unas rocas, Quimbayo, experto nadador, sale a la orilla y Andrés, quien no sabe nadar, aferrado a un tronco queda al arbitrio de la corriente. Pierde toda esperanza y se prepara para morir ahogado. Pero Briñes ha encontrado una canoa y maniobrando ágilmente se le acerca y lo salva. En la ribera se hospedan en casa de unos campesinos; todos están de acuerdo que las burlas de Andrés desencadenaron la ira del Mohan.
En los siguientes diez capítulos la narración se dilata en escenas costumbristas: describe, al igual que casi todas las novelas de la época (desde Manuela, publicada 30 años antes), las fiestas de San Juan, con sus gallos, bailes, comidas, las formas del trato y demás elementos. Describe también las factorías tabacaleras de Ambalema, Espinal y Girardot y aparecen nuevos personajes, Amaya, Sarmiento y Cardona, que no alcanzan una caracterización convincente.
Tránsito se ha instalado en Girardot y ahora trabaja en la factoría del tío. Allí tienen los jóvenes oportunidad de tratarse con frecuencia. Tránsito no pierde ocasión de manifestarle al muchacho su cariño, pero éste la rehuye. En realidad Andrés sigue deseándola, pero no encuentra el valor para reconocerlo. La novela termina con la muerte de la muchacha: Urbano la encuentra en un baile, una huye y él dispara su arma. Aún en su lecho de muerte, Tránsito le declara su amor a Andrés, pero este la deja morir sin decirle una palabra de cariño. En la tradición literaria es usual que esta escena concluya con el matrimonio de los novios. En este caso él se resiste a casarse y ella no ve coronada su más alta aspiración.
El héroe queda, pues, dibujado como pusilánime, abrumado por prejuicios de clase y raza, inseguro frente a su propio futuro, el cual sólo concibe como derivación de los negocios de su tío, Lo que lo detiene para establecer una relación intima con Tránsito no es propiamente su formación moral, sino el temor de que lo sepan sus parientes. Representa cierto tipo de individuo en ascenso, insensible a las necesidades del pueblo, sin carácter y sin méritos y que, paradójicamente, está destinado a llegar a las posiciones más altas de la sociedad. Pero ésta no es la posición del autor sino mi interpretación. Para Silvestre, Andrés es un modelo de comportamiento, sobre todo si se compara con Urbano. Andrés es «el bueno» porque acepta las jerarquías y se abstiene de «tomar la virtud» de Tránsito, que tan generosamente se le ofrece.
La novela, a pesar de los defectos de estructura mencionados, es interesante porque muestra el sistema rígido de clases que se vivía en el país por aquel entonces, acomodado a los intereses del poder patriarcal. Se trata de una vieja herencia española que se remonta a la Edad Media, según la cual un joven no puede aspirar a unirse legalmente con una muchacha inferior. Si puede hacerlo de manera irregular. pero a condición de que «no se sepa». Con esto se le cierra las mujeres la posibilidad de ascender socialmente por vía matrimonial. En cambio, un muchacho de cuna humilde, en ciertas circunstancias, podía ascender casándose con una mujer de mayor rango, caso frecuente en las novelas época2. Vale la pena resaltar, además, que la cuna humilde se definia por la pobreza, la raza (no ser blanco puro) y, en muchos casos, por ser oriundo de la provincia. Esta posición prepotente de los capitalinos es ambigua, porque ellos mismo estaban listos a agachar la cabeza frente a los extranjeros sobre todo si provenían de Europa, situación que también aparece en la novela de Silvestre. Ahi se presenta con caracteres superlativos a un inglés negociante de tabaco, un caballero de «noble y benévola fisonomía», quien «siempre conservaba la distinción de sus modales, su afabilidad exquisita y los rasgos nobles» 

LUIS SEGUNDO DE SILVESTRE

¡LA CASA DE LAS DOS PALMAS!




La casa de las dos palmas te traslada en el tiempo, así no hayas vivido en ese tiempo.La riqueza linguistica del autor y la forma tan peculiar de la jerga campesina entre montañas,hace de este libro un recorrido maravilloso por tierras antioqueñas.Quien mejor que Manuel Mejía Vallejo, para describir las costumbres y raices de una raza y una cultura que trasciende como saetas llevadas por el viento, por todo un continente de emociones.Así fueron mis ancestros, de raigambre y piel curtida por el sol, que sacaron adelante toda una generación, donde las minas de oro,de carbón, daban el sustento a toda una población de gente buena,que aún conserva en muchos lugares su tradición.La casa de las dos palmas en la que se inspiró el autor, es verídico que existió. Personalmente lo conocí y aún recuerdo el sonido de voz.

MANUEL MEJIA VALLEJO

sábado, 21 de enero de 2012

¡DESPUES DE VEINTE AÑOS!


Salud, oh sombra de mi viejo amigo!
Tras largos días de lejana ausencia,
Vuelve a buscarte aquel tu pobre hijo
Que amaste tanto y que te amó de veras!
Sí; yo a buscarte vuelvo, padre mío!
A orar a Dios por ti sobre tu huesa,
Y a bendecirte porque me has cumplido
La postrera y mejor de tus promesas!
La noche tras la cual más no te he visto,
Tarde.. lloviendo.... la ciudad desierta.......
Ya a morir ibas...solo yo contigo,
De tu lecho lloraba a la testera;
Y meditaba entonces, aunque niño,
Que en dos iba a partirse mi existencia:
Atrae la luz, mi infancia y un amigo!
Delante, el mundo, solo y en tinieblas!
Y, vuelto a ti de espaldas, distraído,
Pronto olvidé que alguno allí me oyera,
Y ronco sollocé con grandes gritos,
Y a mi inmensa aflicción di larga suelta.
Súbito al lado escucho un leve ruido,
A verte voy con una horrible idea:
Ya! Mas sentado y fúlgido te miro,
Con los ojos en mí, cual si me vieras;
Y dulce, y triste, y serio a un tiempo mismo:
José no llores más. Aunque yo muera,
Morir no es perecer. Tu padre he sido;
imposible que SIEMPRE no lo sea!
Y vi tus brazos hacia mí tendidos..
Y al punto obedecí la muda seña;
Y desahogué mi seno comprimido,
En tu seno escondida mi cabeza.
Ay! largo espacio así permanecimos:
Tus brazos me estrechaban ya sin fuerza...
¡Y me encontré con tu cadáver tibio,
Que al otro día me ocultó la tierra!

II.

De entonces acá, veinte años se han corrido:
Nadie en el mundo ya de ti se acuerda....
Uno no mas, presente siempre y vivo
En su memoria y corazón te lleva!
Y empero ¡ en cuánto aturdidor bullicio
Mi vida ha estado desde entonces envuelta!
Fusil al hombro, y sable y daga al cinto,
De mi infancia he dejado las riberas:
Y negros bosques, y anchurosos ríos,
Y verdes campos y azuladas sierras,
He visto, y luego el mar inmenso he visto,
Y vi su soledad y su grandeza:
Y en lid campal, entre humo, y polvo, y ruido,
Y entre hombres, y caballos, y banderas,
Los valientes caer, de muerte heridos,
He visto a mi derecha y a mi izquierda:
Y luego a pueblos fui grandes y ricos,
Y vi sus monumentos y sus fiestas,
Bailé sus danzas y bebí sus vinos,
Y en el seno dormí de sus bellezas:
Y en calabozos fétidos y fríos
He dormido también entre cadenas;
Y desnudo, y hambriento, y fugitivo,
He vagado también de selva en selva:
¡Y en medio de placeres y peligros,
De fatigas, de glorias, de miserias,
Tu voz, tu imagen siempre fue conmigo
En íntima y tenaz reminiscencia!
Y un pensamiento extraño me ha venido,
Que ni sé si me aflige o me consuela:
Y es que vives aún, oh padre mío!
Y andas con otro nombre por la tierra;
Que estás resucitado y trasfundido;
Que en otro ser te mueves, hablas, piensas;
QUE ESE SOY YO! que somos uno mismo!
Que tu existencia ha entrado en mi existencial

JOSE EUSEBIO CARO

LA POBRE VIEJECITA


Érase una viejecita
Sin nadita que comer
Sino carnes, frutas, dulces,
Tortas, huevos, pan y pez
Bebía caldo, chocolate,
Leche, vino, té y café,
Y la pobre no encontraba
Qué comer ni qué beber.

Y esta vieja no tenía
Ni un ranchito en que vivir
Fuera de una casa grande
Con su huerta y su jardín

Nadie, nadie la cuidaba
Sino Andrés y Juan Gil
Y ocho criados y dos pajes
De librea y corbatín

Nunca tuvo en qué sentarse
Sino sillas y sofás
Con banquitos y cojines
Y resorte al espaldar

Ni otra cama que una grande
Más dorada que un altar,
Con colchón de blanda pluma,
Mucha seda y mucho olán.

Y esta pobre viejecita
Cada año, hasta su fin,
Tuvo un año más de vieja
Y uno menos que vivir

Y al mirarse en el espejo
La espantaba siempre allí
Otra vieja de antiparras,
Papalina y peluquín.

Y esta pobre viejecita
No tenía que vestir
Sino trajes de mil cortes
Y de telas mil y mil.

Y a no ser por sus zapatos,
Chanclas, botas y escarpín,
Descalcita por el suelo
Anduviera la infeliz

Apetito nunca tuvo
Acabando de comer,
Ni gozó salud completa
Cuando no se hallaba bien

Se murió del mal de arrugas,
Ya encorvada como un tres,
Y jamás volvió a quejarse
Ni de hambre ni de sed.

Y esta pobre viejecita
Al morir no dejó más
Que onzas, joyas, tierras, casas,
Ocho gatos y un turpial

Duerma en paz, y Dios permita
Que logremos disfrutar
Las pobrezas de esa pobre
Y morir del mismo mal


RAFAEL POMBO




CRONICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA


Aquél día Santiago se levanta sobre las cinco y media de la mañana para esperar el buque que traía de paso al obispo. Había dormido poco y mal consecuencia de la borrachera del día anterior. Despertó con dolor de cabeza, tras un rato se puso un pantalón y una camisa de lino blanco, un poco arrugada porque no tenia almidón, porque venia el obispo o sino normalmente se pone el vestido de color caqui y las botas de montar porque acude a El Divino Rostro, la hacienda de ganado que había heredado de su padre y que él administraba. Santiago tenía una gran colección de armas.
Él como su padre dormía con un arma escondida en la funda de la almohada. Aquel día la descargó antes de salir de casa.
Normalmente en casa las tenia descargada para que nadie tuviera la tentación de disparar y ocurriera lo que paso una vez en su casa cuando el era pequeño, una mañana la sirvienta sacudió la almohada para quitar la funda y se le cayó la pistola al suelo y se disparó al chocar contra el suelo, y la bala atravesó el armario del cuarto, atravesó la pared de la sala, paso con un estridente ruido por el comedor de la vecina y fue a chocar contra un santo de tamaño natural que estaba en el altar mayor de la iglesia que estaba en el otro extremo de la plaza , el cual destrozo.
Aquella mañana Placida observo a su hijo desde una hamaca y pensó lo que su hijo había heredado de ella el instinto y de su difunto padre el dominio de las armas de fuego, el amor por los caballos y la maestranza de las aves de presas pero también el valor y la prudencia. Entre padre e hijo hablaban en árabe. Y al final tuvo un amargo recuerdo, su matrimonio era de conveniencia.
Santiago se despidió de su madre y salió del cuarto y entró en la cocina donde estaba Victoria Guzmán, la cocinera, cocinando almuerzo. Santiago se sentó en la mesa y Divina Flor, hija de Victoria le sirvió un tazón de café con un chorro de alcohol como todos los lunes para poder sobrellevar el día, Santiago mastico dos aspirinas y se quedó mirando a Divina y en ese momento Victoria se giró y le ordenó que la dejara. Victoria fue seducida por Ibrahim Nasar durante su adolescencia de donde salió Divina Flor (y no quería que le ocurriera lo mismo a su hija. Victoria aún guardaba rencor a Ibrahim.
La casa era un antiguo depósito de dos pisos con paredes de tablones de madera y un techo de dos aguas. La casa había sido construida cuando por el río aun se podía navegar. En la planta baja hay un salón que servia para todo y al fondo del salón los corrales para los animales, en la planta alta hay dos dormitorios anchos y cinco habitaciones y construyo un balcón, en la fachada construyó dos ventanas para que entrara luz. En la casa existen dos puertas la de delante que siempre se tiene cerrada salvo en ocasiones festivas y la de la parte trasera que es la de más uso.
Victoria y Divina sabían perfectamente que iban a asesinar a Santiago pero ellas se callaron porque querían que lo mataran.
Una vez terminado su tazón de café se levantó y se dirigió a la puerta principal, la cual le abrió Divina y no cerró el cerrojo con la esperanza que se pudiera reguardar de sus asesinos
Alguien que nunca fue identificado metió por debajo de la puerta un sobre con un papel dentro en el cual le avisaban que le iban a asesinar. El sobre no lo vio nadie.
A las seis Santiago salía de su casa camino al puerto, mientras caminaba por la plaza veía todos los desperdicios de la juerga y las botellas que se bebieron en la boda.
El único lugar abierto en la plaza era una tienda de leche al lado de la iglesia donde estaban los gemelos Pedro y Pablo Vicario que tenían 24 años (y eran difícil de distinguir). Clotilde si que vio a Santiago cuando salió de su casa pero se reprimió y no despertó a los gemelos.
Los gemelos aún llevaban la ropa de la boda e iban con un aspecto un poco desastrado por tantas horas de juerga, y aún no se habían afeitado. Se habían dormido después de tres horas de espera, para ellos era el primer sueño desde hacia tres días. Se despertaron con el ruido de la bocina del buque del buque y cuando lo vieron saltaron de la silla pero en aquel momento Clotilde dijo dejarlo para después aunque sea por respeto al obispo. Aunque parecía un soplo del Espíritu Santo pero lo gemelos se lo pensaron mejor.
Margot, me dijo que el buque no se paró pero el obispo tuvo la decencia de saludar a la gente que estaba en el puerto. Santiago se sintió defraudado porque había contribuido con varias cargas, como leña y gallos. 
Después del paso del buque Margot invito a Santiago a desayunar en su casa y él aceptó gustosamente. Él le dijo que se cambiaba de ropa y le alcanzaba pero ella insistió en que le acompañara ya porque el desayuno ya estaba servido. Así que Santiago se fue a casa a cambiarse. Nadie se preguntó siquiera si Santiago estaba prevenido, porque a todos les pareció imposible que no lo estuviera. Margot era una de las pocas personas que todavía ignoraban que lo iban a matar. De haberlo sabido lo hubiera agarrado y no lo hubiera soltado. La madre de Margot tampoco lo sabia, era muy extraño ya que era una de las que lo sabía todo. Después de un rato Margot se enteró completamente de la noticia y de un modo brutal: Ángela Vicario, había sido devuelta a la casa de sus padres porque el esposo (Bayardo San Román) encontró que no era virgen. Pero la cuestión es que no se le conoció otro novio a Ángela. Margot volvió a casa rápidamente. Aquella noticia dejo perpleja a su madre la cual salió corriendo hacia la casa de Santiago Nasar y por el camino se encontró con una vecina y le dijo no se moleste ya le han matado.
2. Capítulo
El segundo capitulo comienza con la descripción de Bayardo San Román, un hombre que llego al pueblo en un buque con todas sus cosas. Andaba por los treinta años. Llegó al pueblo con una chaqueta corta y un pantalón muy estrecho y con unos guantes a juego. Todo el pueblo cotilleaba sobre él e intentaba saber más de él. Una noche en el cine dio a entender que era ingeniero de trenes y hasta hablo de construir uno hasta el interior. Sabía mandar mensajes por código morse y buen nadador.
Un día vio a Ángela y a su madre por la plaza y desde aquel mismo momento intento llamar su atención, una noche compró todos los números de la rifa, en la que ella misma estaba cantando los números y el regalo se lo llevó a su casa. No sabia como pero había averiguado que era su cumpleaños.
Ángela tuvo que discutir con sus padres porque creían que su hija le había insinuado algo a Bayardo, así que sus hermanos mayores Pedro y Pablo cogieron el regalo y se llevaron a su dueño. Los gemelos no aparecieron en casa hasta el día siguiente llevando el regalo otra vez y a Bayardo para seguir la parranda...
Ángela era la menor de una familia de escasos recursos, su padre Poncio Vicario era orfebre de pobres y su madre había sido profesora de escuela. Las dos hijas mayores se casaron muy tarde.
La familia Vicario se tomo en serio el compromiso de boda pero puso una condición que Bayardo acreditará su identidad ya que nadie lo conocía. Al cabo de unos días llego la familia de Bayardo al pleno, en el buque de ceremonias del congreso Nacional. Eran cuatro, el padre, la madre y las dos hermanas. La madre, Alberta Simonds era una mulata grande de Curazao, el padre era el general Petronio San Román, héroe de guerras civiles. Luisa no le parecía bien que se casará ya que había seducido a la familia con sus encantos no a Ángela. Ángela no se quería casar con Bayardo ya que sus padres junto a sus hermanas mayores le impusieron esa obligación. Al día siguiente Bayardo le pregunto a Ángela que casa le gustaba más y le dijo la del viejo Xius y por la noche se fue a hablar con él pero el viejo Xius no se la vendió. Dos años más tarde el viejo se murió pero al final se descubrió que el viejo se la vendió.
La familia de Ángela quería retrasar la boda para que el obispo los casará pero Ángela no quería ser casada por un hombre que solo cortaba las crestas de los pollos y lo demás lo tiraba a la basura. El general y su familia y las muchas gentes ilustres que vinieron con ellos trajeron tantos regalos que fue preciso restaurar un local olvidado de la planta eléctrica para exhibirlos.
Al novio le regalaron un coche con su nombre grabado. A la novia le regalaron una cubertería de oro puro para veinticuatro invitados.
La familia vivía en una casa modesta con una terraza en la fachada ocupada casi por completo por macetas y un gran patio trasero con gallinas sueltas y árboles frutales y al fondo un criadero de cerdos donde los gemelos ejercían su trabajo. Al final adornaron la casa, la pintaron, los gemelos se llevaron los cerdos y pidieron permiso para tumbar las cercas de las casas contiguas para poder bailar.
El único sobresalto imprevisto lo causo el novio en la mañana de la boda pues llego a buscar a la novia dos horas tarde y ella se negó a vestirse hasta que no viera al novio en la casa, ya que no había percance más vergonzoso para una mujer que quedarse plantada con el vestido de novia. Santiago no deslumbró el menor cambio en su modo de ser durante la ceremonia ni la fiesta.
El acto formal terminó a las seis de la tarde cuando se despidieron los invitados de honor. El buque abandono el puerto. Los recién casados aparecieron en su automóvil descubierto abriéndose a duras penas paso entre el tumulto. Bayardo se bajo del coche, ordeno que siguieran la fiesta a costa suya y se llevo a la esposa aterrorizada para la casa de sus sueños, la del viejo Xius. La parranda se disperso y varios amigos como Cristo Bedoya, Luis Enrique y Santiago Nasar se fueron a la casa de María Alejandrina Cervantes, por allí pasaron muchos otros, entre otros los gemelos Vicario cinco horas antes de matarlo.
Ángela Vicario había mandado a pedir una maletita de cosas personales y su madre Pura también quiso mandarle una maleta con ropa de diario así que llamó al recadero.
Luego el recadero contó que había encontrado a Bayardo de pie con la camisa de seda sin abotonar y los pantalones sostenidos con tirantes elásticos, Ángela estaba en la sombra de modo que solo la vio cuando Bayardo la agarró por el brazo y la puso en la luz. Llevaba el traje de raso en piltrafas. Los gemelos volvieron a casa un poco antes de las tres de la mañana, llamados de urgencia por su madre. Encontraron a Ángela Vicario tumbada bocabajo en un sofá de comedor y con la cara macerada a golpes. Uno de los gemelos el más espabilado, Pedro Vicario la levanto y la sentó en la mesa del comedor y le preguntó, temblando de rabia, quien había sido, ella se demoro apenas el tiempo necesario para decir el nombre y el nombre fue Santiago Nasar. Ella solo recordaba que la sostenía con una mano y me golpeaba con la otra con tanta rabia que llego a pensar que la iba a matar. 
Después de leer el segundo capitulo la historia ya va tomando algo de forma porque después de leer el primer capitulo crees que lo han matado porque se había casado con Ángela pero no la quería. Al final del segundo capitulo ya sabes porque lo habían matado.
3. Capítulo
Al principio del tercer capitulo encontramos una pequeña explicación sobre el abogado y los gemelos.
Los gemelos entraron en la casa rural del padre Amador y pusieron los cuchillos en la mesa. Ambos exhaustos por el trabajo bárbaro de la muerte y tenían la ropa y los brazos empapados y la cara embadurnada de sudor y sangre todavía viva. Fueron a que les perdonará pero el padre les dijo que solo ante Dios no ante los hombres. Los gemelos tuvieron que estar en la cárcel durante tres años en espera del juicio porque no tenían dinero para pagar la fianza para la libertad condicional.
Empezaron a buscarlo por casa de María Alejandrina pero allí no estaba. Luego lo fueron a buscarlo en la casa de Clotilde por donde sabían que iba a pasar porque era el único sitio abierto. Se sentaron a esperarlo. 
Después de que su hermana les revelará el nombre pasaron por la pocilga y escogieron los dos mejores cuchillos, uno de descuartizar y otro de limpiar. Los envolvieron en unos trapos y se pusieron en camino al mercado de carnes para afilarlos. Llegaron sobre las 3:20, Faustino Santos un carnicero los vio entrar. Mientras afilaban los cuchillos, Pablo dijo vamos a matar a Santiago. Faustino se quedo con la duda que si iban borrachos o normal así que le contó esto a un agente de policía que un poco más tarde paso por allí a comprar una libra de hígado para el desayuno del alcalde.
Los hermanos Vicario entraron a las 4:10 en la tienda de Clotilde donde pidieron dos botellas de aguardiente, la primera se la bebieron rápidamente pero la segunda poco a poco esperando a Santiago. Los gemelos le preguntaron a Clotilde si había visto luz en la ventana del balcón que era la de Santiago y Clotilde respondió que no y porque lo preguntaban. Los gemelos respondieron que para matarlo. Se quedó perpleja por la respuesta y fue a decírselo a su marido que estaba durmiendo y dijo que era una tontería y que estarían borrachos. 
El coronel se vistió con calma y mientras desayunaba un guiso de hígado cubierto de anillos de cebolla, su esposa le contó muy excitada que Bayardo había devuelto a Ángela Vicario y el se burlo diciendo que pasaría si el obispo lo supiera. De camino a la plaza se encontró varias personas que le contaron las intenciones de los gemelos Vicario. Los encontró en la tienda de Clotilde, ni los interrogo, les quito los cuchillos y les dijo que se fueran a casa a dormir. Clotilde se llevo una gran desilusión ya que creían que los iba a arrestar hasta esclarecer la verdad. Los hermanos Vicario les habían contado sus intenciones a más de doce personas.
Según la posterior declaración de Pedro, fue el quien tomo la decisión de matar a Santiago. 
Justamente cuando los gemelos salían de la pocilga con los nuevos cuchillos su vecina Hortensia Baute abrió la puerta y se puso a llorar creyendo que ya lo había matado. Siempre que iban al mercado pasaban por casa de la madre de Prudencia Cotes a tomar café pero aquella mañana lo dejaron para más tarde pero la madre de prudencia que traía unos periódicos para achuchar la lumbre saco unas hojas y se las dio a los gemelos para que escondieran un poco los cuchillos
Clotilde había terminado de vender la leche cuando los hermanos Vicario volvieron con otros dos cuchillos envueltos en periódicos con las hojas oxidadas. Faustino luego declaró que fueron a afilar los cuchillos otra vez y chillando dijeron que lo iban a matar.
Los gemelos se pasaron allí bastante tiempo pero no vieron encenderse la luz de la habitación de Santiago. 
Antes de irse a dormir Santiago, Jaime y los demás se subieron a la casa del viudo Xius a cantarle a los recién casados. Como vieron el coche en la puerta no se podían imaginar que allí la vida matrimonial acabo dos horas antes. Bayardo había llevado a Ángela a casa de sus padres a pie para que el ruido del coche no lo delatara antes de tiempo.
Después de subir a casa del viejo Xius se despidió y junto a Cristo Bedoya se fueron a casa. Al llegar Victoria, la cocinera le dijo que el café iba a estar pero Santiago le dijo que se iba a dormir y que a las 5:30 de la mañana lo despertará y le trajera una muda como la ropa que llevaba. Subió a su habitación sin encender ninguna luz ya que el foco de la escalera permanecía siempre encendido durante toda la noche.
Se tiró encima de la cama con la ropa que llevaba puesta, ya que una hora después se tenía que levantar a ver al obispo.
El padre Amador se dirigía hacia al puerto, tenia la intención de avisar a Placida pero se le olvido porque tenia que preparar el acto para recibir al obispo y cuando mataron a Santiago se sintió culpable y desgraciado porque no aviso a su madre antes.
4. Capítulo
Este capítulo comienza con el relato de la autopsia que le tuvieron que hacer a Santiago.
El coronel Aponte había tenia una conversación telegráfica urgente con el gobernador de la provincia y este le autorizó para que empezará la investigación mientras le mandaba un juez instructor. El alcalde pensó que el cuerpo se podía mantener refrigerado pero no encontró una nevera de tamaño humano y cuando la encontró no funcionaba. El cuerpo fue expuesto a la contemplación pública en una sala con bastantes ventiladores. Pero a media tarde las heridas empezaron a manar unas aguas de color de almíbar que atrajeron las moscas. El coronel Aponte comprendió entonces que ya no era posible esperar y le ordeno al Padre que hiciera la autopsia. El padre Carmen Amador tuvo que hacer a autopsia ya que el doctor Dionisio Iguarán. La autopsia se hizo acabo en el local de la escuela pública con la ayuda del boticario que tomo las notas y un estudiante de medicina de primer año que estaba allí de vacaciones.
Se murió por la culpa de siete heridas mortales. El hígado estaba casi seccionado por dos perforaciones profundas. Tenia cuatro incisiones en el estomago y una de ellas tan profunda que lo atravesó por completo y le destruyó el páncreas. Tenía otras seis perforaciones menores y múltiples heridas en el intestino delgado. Una que tenia en el dorso le había perforado el riñón derecho. La cavidad abdominal estaba llena de sangre.
Tenía además seis heridas menores en los brazos y en las manos y dos tajos horizontales: uno en el muslo derecho y otro en los músculos del abdomen. Además en el informe puso que tenía una hipertrofia del hígado que atribuyo a una hepatitis mal curada, es decir que le quedaban muy pocos años. El informe concluía decía que la causa de la muerte fue una hemorragia masiva causada por cualquiera de las siete heridas mayores. El cuerpo fue devuelto destrozado totalmente. Lo tuvieron que meter en el ataúd y enterrarlo al amanecer porque estaba en muy mal estado.
Los hermanos Vicario fueron encerrados en el calabozo donde les proporciono jabón y un estropajo para quitarse la sangre y el olor. Le trajeron el almuerzo pero Pedro no probó bocado pero Pablo por su parte comió un poco de todo que le llevaron y un cuarto de hora después desató en una diarrea pestilente. Pedro estaba tan convencido que habían envenenado a su hermano que llamo al alcalde. El alcalde llevo a Pura Vicario a las tres de la mañana para que se despidiera de sus hijos. Fue la familia al completo, hasta las hijas mayores con sus maridos. Antes de irse Pura le pidió al padre que les confesara pero Pedro Vicario se negó y convenció a su hermano que no tenían nada de que arrepentirse. Los gemelos fueron absueltos y se quedaron en Riohacha a solo un día de viaje de Manaure donde vivía su familia. En Riohacha estaba la cárcel. Allí fue Prudencia Cotes a casarse con Pablo que aprendió el oficio del oro en el taller de su padre y llegó a ser un orfebre depurado. Pedro Vicario sin amor ni empleo, se reenganchó tres años después a las Fuerzas Armadas, mereció las insignias de sargento primero, y una mañana espléndida su patrulla se internó en territorio de guerrillas y nunca más se supo de ellos. 
Para la mayoría de la gente solo hubo una víctima Bayardo San Román. Suponían que los otros protagonistas de la tragedia habían cumplido con dignidad y hasta con cierta grandeza. Durante años se le recordó como "El pobre Bayardo".
El Alcalde se olvido de Bayardo y cuando se acordó subió con una patrulla y lo encontró inconsciente en la cama. 
Estaba en el último grado de intoxicación etílica según informo el doctor. Pero a las pocas horas recobro la razón y los echo a todos de casa. El alcalde informo del episodio al general Pretonio.
El general envío a su mujer con las hijas y otras dos mujeres mayores que parecían ser sus hermanas. El coronel con ayudas bajaron a Bayardo al pueblo y se fueron en el buque.
23 años más tarde se recibió una carta de sus padres (de Bayardo) que no sabían donde estaba y no tenían la menor idea de que iría hacer en un pueblo extraviado sin otro propósito aparente que el de casarse con un mujer que no había visto nunca.
De Ángela Vicario se supo que se había comprado una casa de cemento con un patio muy grande. Después de 23 años había madurado y se había vuelto ingeniosa.
Gabriel García Márquez intento hablar con la madre de Ángela pero se negó totalmente ya que no quería hablar del pasado y se tuvo que conformar para escribir esta crónica. La versión más corriente, tal vez por ser la más perversa era que Ángela estaba protegiendo a alguien a quien amaba de verdad. Le contó todo menos lo que paso con Santiago.
Un día Ángela tuvo que acompañar a su madre a un examen de la vista en el hospital de Riohacha y entraron de pasada en el hotel del puerto y Pura pidió un vaso de agua. Mientras se lo tomaba Ángela hizo un barrido con la vista del salón y allí lo encontró, lo vio pasar a su lado sin verla y lo vio salir del hotel, el corazón se le hizo trizas y cuando llego a casa se tira en la cama a llorar durante tres días. Se volvió loca, loca por el, aún le quería. Al día siguiente le escribió una carta pero espero en vano.
Cansada de esperar le escribió otra carta. Después de seis meses había escrito seis cartas sin repuestas pero se conformo con la comprobación de que el las estaba recibiendo. Entonces Ángela descubrió que el odio y el amor son cosas reciprocas. Escribió una carta semanal durante media vida. La empleada de correos siempre iba a su casa a bordar los viernes por la tarde y de paso a recoger las cartas. Un medio día de agosto mientras bordaba, Ángela sintió que alguien llegaba a la puerta y no tuvo que mirar porque sabía quien era. Estaba gordo y se le empezaba a caer al pelo pero era él, Bayardo San Román había vuelto. Dijo: bueno estoy aquí. Llevaba la maleta de la ropa llena para quedarse y otra igual con casi dos mil cartas que ella le había escrito. Estaban ordenadas por sus fechas, en paquetes cosidos con cintas de colores y todas sin abrir.
5. Capítulo
En el capítulo quinto se desvela con detalles de la investigación y la consecución del asesinato.
La mayoría de quienes pudieron hacer algo para impedir el crimen y sin embargo no lo hicieron, se consolaron con el pretexto de que los asuntos de honor son sagrados. Flora, la novia de Santiago, se fugo con un teniente de fronteras que la prostituyo entre los caucheros de Vichada. El juez instructor apareció doce días después del crimen. Tuvo que pedir refuerzos por la muchedumbre que se precipitaba a declarar sin ser llamada. 20 años después se buscó pero no se encontró el nombre del juez instructor del caso. Lo bueno de esta historia es que no se encontraron ninguna prueba de que Santiago hubiera sido el agresor. Las amigas de Ángela Vicario declararon que les había hecho cómplices de ese secreto desde antes de la boda pero no les había revelado ningún nombre. El juicio solo llego a durar tres días. A todos no le caía bien Santiago, a Polo Carrillo, el dueño de la planta eléctrica, pensaba que su serenidad no era inocencia sino cinismo.
La gente se dispersaba hacia la plaza, en el centro había dos personas, Santiago y Cristo Bedoya pero nadie los avisaron. Yamil Shaium un árabe, amigo del padre de Santiago le iba a advertir pero pensaba que si el rumor era infundado le iba a causar una alarma inútil.
Cristo después de medio escuchar a Yamil salió en busca de Santiago pero no lo encontró. Fue en busca de él, paso por su casa y su dormitorio y allí no estaba y aprovecho para coger un arma de la habitación de Santiago pero se dio cuenta que después del asesinato que estaba descargada. Siguió su busca pero los gemelos, le llamaron desde la tienda de leche y los gemelos le dijeron que le dijera a Santiago que le estaban esperando para matarle. Por detrás de los gemelos apareció Clotilde y le dijo que se diera prisa porque en este pueblo de maricas solo un hombre como tu podías impedir la tragedia. La gente regresaba del puerto y tomaba sus posiciones en la plaza. En la puerta del club Social se encontró con el coronel Aponte y le dijo que los gemelos lo querían matar y tenían nuevos cuchillos. Entonces el coronel prometió ocuparse del tema pero entró un momento al club a confirmar una partida de domino de esa misma noche y mientras estaba dentro ocurrió el asesinato. Cristo Bedoya creía que estaba en su casa desayunando con su hermana y se fue a su casa. A medio camino escucho gritos remotos y le pareció que están reventando cohetes por el rumbo de la plaza. Trato de correr pero cuando llego le pregunto a su madre y le contesto: dicen que lo han matado pero Santiago se había metido en la casa de su novia donde su padre le dijo la verdad, que lo buscaban para matarlo así que se fue la gente se había colocado en la plaza como en los días de desfile. Toda la gente le estaba chillando. Así que entró en la casa de su novia nuevamente buscando la escopeta de caza pero no la encontró. Salió nuevamente a la plaza y hecho a correr hacia a su casa pero su madre cerró la puerta principal creyendo que su hijo ya estaba dentro.
Santiago llego a golpear varias veces con los puños la puerta pero los gemelos ya habían llegado, el se giró y se los encontró allí mismo y empezaron a acuchillarle y no pararon hasta verlo caer en el suelo.
Después de buscarlo a gritos por los dormitorios oyendo sin saber de donde eran los gritos que no eran lo suyos, Placida se asomo a la ventana de la plaza y vio a los gemelos que corrían hacia la iglesia y detrás a Yamil con un escopeta de caza. Creyendo que ya había pasado el peligro salió al balcón del dormitorio y vio a Santiago frente a la puerta bocabajo, tratándose de levantar de su propia sangre. Se incorporó de medio lado y se echo a andar en un estado de alucinación, sosteniendo con las manos las vísceras colgantes. Camino más de cien metros para darle la vuelta a la casa y entrar por la puerta de la cocina. Atravesó el jardín de los vecinos encontrándose con Wenefrida Márquez y ella le pregunto que le pasaba y el le respondió que lo habían matado. Tropezó en el último escalón pero se incorporó de inmediato y hasta tuvo el cuidado de sacudir con la mano la tierra que le quedó en las tripas, dijo Wenefrida después.
Después entró en su casa por la puerta trasera, que estaba abierta desde las seis y se derrumbo de bruces en la cocina.

GABRIEL GARCIA MARQUEZ